Para los Pueblos Indígenas de la Sierra Nevada, una de las principales afectaciones a los sitios sagrados ha sido la guaquería que va mucho más allá del concepto de afectación a la identidad, la historia y el patrimonio. Esta actividad destruye el conocimiento vivo. Los colonizadores entraron al Territorio Ancestral y saquearon casi la totalidad del oro y las piedras sagradas de los sitios sagrados.
Para occidente, los materiales sagrados son un negocio. Para el Estado, representan la riqueza cultural depositada como elementos muertos en los museos para atraer turismo e inversión al país. Para los Pueblos Indígenas, la posesión y manejo de objetos sagrados es la garantía de la salud, del manejo del territorio desde la Ley de Origen, de la organización social, la gobernabilidad y la permanencia cultural.
Es casi imposible regresar estos objetos a sus sitios originales. Cada objeto correspondía a un sitio sagrado particular. Las ollas de barro enterradas en el subsuelo, son la base de las montañas, el agua, la brisa, los animales, contienen la información para el manejo de la biodiversidad. Ellas garantizan la sostenibilidad de lo que existe físicamente por encima del suelo, que no haya erosión, que no se den malas cosechas, que haya abundancia y que se prevengan los problemas y los conflictos. El saqueo ha debilitado el territorio, afectando los controles ancestrales sobre las enfermedades, los desastres naturales, la organización, el control social y las conexiones entre elementos de la naturaleza. La guaquería ha arrebatado elementos fundamentales para el ejercicio de la gobernabilidad tal como ancestralmente quedó ordenada para el Pueblo Kággaba.