Megaproyectos – Agroindustrias

El cultivo intensivo de banano iniciado hace muchas décadas afectó las zonas planas del territorio ancestral ya que se talaron cientos de hectáreas, se acabaron bosques completos, se alteraron los cauces de los ríos y se contaminaron suelos y fuentes de agua. En la actualidad, la agroindustria bananera sigue trayendo efectos nocivos al territorio por el uso de maquinarias que degradan los suelos y de insumos químicos que incorporan tóxicos al suelo y a las fuentes de agua, dejando, en el mediano y largo plazo, las tierras estériles.

El desvio de los cauces de los ríos ha afectado a muchas especies alterando la vida vegetal y animal. La instalación de grandes plantaciones destruyó sitios sagrados ocasionando daños físicos y espirituales, rompiendo las conexiones entre diversos sitios sagrados y anulando sus funciones dentro del orden natural. Esos daños son irreparables y sus consecuencias se han agravado a lo largo de los años.

En años más recientes, la introducción de enormes plantaciones de palma de aceite y la instalación de plantas procesadoras se ha sumado al deterioro de los suelos y las fuentes de agua, así como de la calidad del aire. Es más intensa la fumigación y los vientos llevan los tóxicos hasta zonas de cultivo de poblados campesinos e indígenas.

En solo cinco o seis décadas, la transformación del paisaje de la Sierra Nevada ha sido radical y muchos de los cambios físicos son irreversibles. Por lo tanto, las afectaciones en el ámbito espiritual también lo son, debilitando las funciones de los sitios sagrados y el ejercicio de las autoridades tradicionales.

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