El 7 de enero de 1987 se crea la Organización Gonawindúa Tayrona –OGT- (Acta de Constitución), como órgano representantivo del gobierno indígena de las comunidades Kággaba, Wiwa y Arhuaca que habitan la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. El 21 de enero de ese mismo año, se oficializa ante las instituciones del orden nacional.
Por esos años, una serie de amenazas se cernían sobre el territorio ancestral: profanación de sitios sagrados, entrada masiva de colonos y creciente presión que se traducía en destrucción de montañas, cacería de animales y daños a las fuentes y cauces de agua. En medio de todo ello, el ejercicio de nuestro gobierno se reducía y la organización social estaba siendo afectada. Cada pueblo buscaba la interlocución de manera aislada fragmentando la unidad cultural. Sin embargo, todos estábamos por resolver los mismos problemas.
La situación empeoraba ya que, por aquel tiempo, no había dentro de nuestra gente personas que hablaran el castellano. Sólo se manejaba la lengua propia. Surge entonces la necesidad de aprender el lenguaje de afuera para defendernos y protegernos. No obstante, en un inicio y en medio de las dificultades, no resultó tan positivo ya que cada empezó a hablar por su cuenta en nombre de la comunidad y esto agudizó los problemas.
Era grave la destrucción del territorio y el debilitamiento de la cultura y el gobierno propio de nuestros pueblos. En el mundo Kággaba, la presencia de los Inspectores de Policía y de las Misiones Evangelizadoras, entre otros factores, habían impuesto formas diferentes a la Ley de Origen en lo relacionado con la organización social y la gobernabilidad, especialmente en la aplicación de justicia y en el manejo del territorio. Por años, fuimos presionados por los conceptos de los Inspectores y de la Iglesia Católica. No obstante, los Mama siguieron ejerciendo y cumpliendo con las normas propias, lo que permitió dar fuerza al propósito de tener y manejar nuestra propia organización.