El mar es otra expresión de la Madre, que se denomina en nuestras lenguas Tashizue, Tashizhiwa o Mukuriwa. Cuando se habla del territorio ancestral también se habla del Mar y toda su estructura. El mar no debe entenderse por separado de la tierra, son una unidad continua de espacios sagrados con funciones que se corresponden entre sí. Desde la orilla de la playa hacia dentro del mar, la Sierra Nevada continúa con un orden similar a lo que encontramos hacia arriba en la tierra seca.

Los sitios sagrados del territorio ancestral no solo llegan hasta la playa, la red de agua que baja no solo llega a las desembocaduras de los ríos. El deber de cuidar y proteger los espacios sagrados de la Línea Negra, incluye hasta donde se juntan todas las aguas, ríos y lagunas superficiales y subterráneas de toda la tierra, ese lugar nombrado como mamaishkaka, es un espacio donde las aguas se calientan, evaporan y vuelven a subir en forma de nubes, su base está en lo profundo del océano y hasta allá también tiene las conexiones con la Línea Negra. Entonces, lo que suceda en cada espacio sagrado correspondiente entre la tierra y lo que están dentro del mar, repercute al otro.

Por esto, cuando se trabaja cultural y espiritualmente al agua, el mar y todos sus elementos, nos conectamos en mamaishkaka, sin conocer dónde es, pero el espíritu se tiene que posesionar en ese lugar y desde ahí nos conectamos a diferentes direcciones del mundo.

El agua del mar, como la de los ríos y todo el sistema hídrico, poseen fuerzas diferenciales y complementarias, configurando una unidad que estimula la vida de la humanidad y la tierra. En este sentido, el agua del mar posee fuerzas y energías oscuras, las aguas de los ríos superficiales y subterráneos son la fuerza y energía pura, entre ambas se complementan y equilibran.

La Madre ordenó el mar por niveles dando a cada uno un espacio y una responsabilidad para que pueda desarrollar las actividades correspondientes y produzca A´buru (Materiales de uso cultural), los cuales sirven para el mantenimiento del equilibrio, el orden y la armonía de cada una de las dimensiones o etapas.

Los nueve niveles y los materiales que producen, han sido dejados para mantener y cuidar los elementos que existe en la tierra, es así, como encontramos materiales que representan los astros, la vía láctea, brisa, la diversidad de animales y plantas terrestres, entre otros; lo que implica la conexión, comunicación e intercambio de energía como alimento entre los espacios sagrados situados en distintos lugares de la Sierra y esos niveles del mar, trabajos que se llaman “pagamentos”.

De estas dimensiones del mar, es necesario señalar, que los cuatro primeros niveles corresponden a los espacios: Duna (Positivo), donde se desarrollan todos los elementos y componentes naturales. Los otros cinco niveles son Gunsinna (Negativo), es un complemento para los niveles positivos, los materiales que se utilizan son para el desarrollo propio de los pueblos de la sierra.

El orden y manejo del territorio, se basa en el conocimiento y manejo del mar que se desarrolla en los nueve niveles o etapas del mar. Cada una de las etapas es de especial manejo de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada y por lo tanto, estos espacios son indispensables para garantizar la protección del territorio y la Línea Negra. Son espacios sagrados que están directamente conectados a los sitios sagrados de la Línea Negra y con toda vida del territorio ancestral.

De ahí viene la importancia de cuidar la mar y lo importante de su reconocimiento.