Desde la visión indígena, la salud es el buen vivir común a través del cumplimiento de la ley de Origen para mantener el equilibrio, el orden en el territorio y la armonía social. Los Ezwama y los sitios sagrados, cumplen su función como los puestos de salud, así el orden en el cumplimiento de sus directrices es lo que garantiza la salud.

Hoy en día, el pueblo Kággaba cuenta con la IPS Gonawindúa Ette Ennaka, que no se hizo solo pensando en la prestación del servicio de salud desde la visión occidental, sino que el objetivo principal fue para la defensa de la cultura en el territorio indígena. En esta institución se encuentran afiliados los pueblos indígenas Kággaba, Wiwa y Arhuaco del Magdalena, Guajira y el pueblo Ette o Chimila.

Con un largo proceso de análisis y reflexión acerca de cómo debería ser la IPS para que cumpla con lo propuesto y ajustandolo un poco para poder cumplir con los requisitos legales, se diseñó un modelo de atención en salud propia. El modelo de atención, encuentra sus soportes en el sistema de ordenamiento territorial y social indígena; pero las instituciones tienden a desconocer, ignorar y asumir cada asunto por separado, así el territorio pareciera no tener ninguna injerencia para la IPS.

La medicina occidental se planteó como bastón de la medicina tradicional, pero en la actualidad debido a las dinámicas institucionales, el bastón desafortunadamente se ha convertido en el principio. Para lograrlo, es fundamental que los principios de la medicina occidental sean evaluados a partir de los principios tradicionales, y saber que hay enfermedades que requieren este tipo de tratamientos, pero otros no y, por lo tanto, deben ir dirigidos desde la cultura tradicional. Se hace necesario retomar las plantas y otros procedimientos de la medicina ancestral, acudir primero a los conocimientos de la cultura ancestral y dejar de solicitar la “pastilla” para cualquier dolor.